Cuando pensamos en Francia, a menudo nos viene a la mente su rica cultura, sus monumentos históricos y, por supuesto, su gastronomía. En el mundo culinario francés, la repostería ocupa un lugar muy especial. Reflejan la historia de Francia y su diversidad regional. Embarquémonos en un recorrido por las pastelerías francesas, que nos llevará desde las bulliciosas calles de París hasta los apacibles pueblos de la Provenza.
Macarons de París
Comenzamos nuestra aventura gastronómica en París, cuna de los macarrones. Aunque a menudo se discute su origen, no se puede negar que París los ha adoptado. Estas pequeñas galletas redondas son la mezcla perfecta entre una cáscara crujiente y un centro fundente, y ofrecen una infinita variedad de sabores, desde la vainilla hasta la grosella negra.
El macaron francés se confunde a menudo con el macaroon americano, que es una galleta a base de coco. El macaron francés es en realidad un pequeño pastel redondo, crujiente por fuera y blando por dentro, hecho con polvo de almendra, clara de huevo y azúcar glas. Originarias del siglo XVIII, estas delicias se presentan en una gran variedad de sabores y colores, y para prepararlas hay que tener ciertos conocimientos técnicos.
Canelés bordeleses
Diríjase al Suroeste, donde reinan los canelés. Nacidos en las calles de Burdeos, estos pastelitos de ron y vainilla se distinguen por su forma de flauta y su corteza caramelizada. A menudo servidos como postre o con café, son la esencia misma de la dulzura bordelesa.
El canelé está envuelto en un halo de misterio, ya que nadie sabe realmente de dónde procede. Algunas historias lo asocian con las monjas de Burdeos, de quienes se dice que crearon este pastel para utilizar las yemas de huevo no utilizadas tras clarificar el vino con las claras.
Kouign-amann de Bretaña
No hace falta pronunciar bien el nombre para apreciar el kouign-amann. Originario de Bretaña, este pastel es un amasijo de hojaldre, mantequilla y azúcar, horneado hasta quedar crujiente por fuera y fundente por dentro. Una delicia que simboliza a la perfección la generosidad bretona.
Lo que lo hace especial es la forma en que se hornea, que carameliza el azúcar, dándole una corteza deliciosamente crujiente.
Tarta Tatin del Valle del Loira
Esta tarta invertida de manzana caramelizada se ha convertido en el emblema de la región del Valle del Loira. Es un símbolo perfecto de la inventiva y la excelencia de la pastelería francesa.
Se dice que la Tarte Tatin es el resultado de un error cometido por las hermanas Tatin, que derramaron una tarta de manzana. En lugar de tirarla, la metieron en el horno "al revés", creando así una nueva especialidad.
Calissons d'Aix-en-Provence
Terminemos nuestro viaje a la Provenza con los calissons. Estos dulces son un himno a la Provenza, ya que combinan pasta de almendra, melón confitado y un toque de piel de naranja. Tradicionalmente servidos en las bodas, son también un regalo popular durante las fiestas.
Pain au Chocolat vs Chocolatine: una cuestión de identidad
¡Ah, la disputa que divide a Francia! Dependiendo de dónde se encuentre, pedir un "pain au chocolat" o una "chocolatine" puede revelar su origen geográfico e incluso provocar apasionados debates.
Originario de la región parisina, el "pain au chocolat" es un pilar de panaderías y pastelerías de todo el país. Sencillo y eficaz, consiste en una masa de hojaldre que encierra una o dos tabletas de chocolate. Sin embargo, si se encuentra en el suroeste de Francia, sobre todo en Gascuña y en toda la región de Occitania, no intente siquiera pedir un "pain au chocolat" por miedo a las miradas de desconcierto. Allí lo llaman con orgullo "chocolatina".
Esta diferencia terminológica fue incluso objeto de debates parlamentarios en 2018. Aunque no concluyentes en términos legislativos, muestran hasta qué punto este pastel está arraigado en la identidad cultural de Francia.